En el Sudeste asiático, la indumentaria estaba adaptada al clima tropical y a las duras condiciones del trabajo a la intemperie, ya que la mayoría de la población se dedicaba a la agricultura y la pesca. Por otro lado, el naciente nacionalismo derivado de las guerras con China (1894) y Rusia (1904) influyó en un cierto retorno a la tradición, con lo que las mujeres siguieron usando predominantemente el kimono.