Durante la dinastía Qing, de origen manchú, los nuevos gobernantes obligaron a la población a vestir a la manera de Manchuria, incluida la obligación de afeitarse la frente. Aquel año, el presidente Manuel Gallegos contrató a un preparador físico: Federico Olavarría, profesor de Cultura Física del Ejército del Aire, para que cuidara de la forma de los jugadores, ya que durante el tramo final de la pasada temporada habían jugado agotados y casi sin fuerzas.